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Científicos guardan una película de los hermanos Lumière en una molécula de ADN

Los investigadores de Estados Unidos prometen revolucionar la capacidad de almacenamiento en los actuales discos duros. El exceso de información abrió una nueva puerta para el futuro: comunicarse con las futuras generaciones a través de datos guardados en el ADN, que podrían vivir millones de años en lugares secos.

Los hermanos Lumiére dijeron que “el cine es una invención sin ningún futuro”, sin saber la revolución que estaban creando. Wikipedia

Llegada de un tren a la estación de La Ciotat, es la primera película hecha por los hermanos Lumière tras patentar el cinematógrafo en 1895. Después de un siglo, esos 50 segundos en los que se mostraban imágenes en movimiento en la que una locomotora de vapor entraba a la ciudad francesa siguen revolucionando el mundo.

Dos científicas de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, lograron guardar la película de los Lumière en una molécula de ADN, prometiendo multiplicar la capacidad de almacenamiento de los actuales discos duros ante la gigantesca avalancha de información que genera la humanidad cada minuto.

Sumando los videos de Youtube, de porno, las fotos en Facebook e Instagram de las vacaciones, las canciones de Spotify y todo lo imaginable, el mundo digital ocupará 44 billones de gigabytes en 2020, diez veces más que en 2013, según la multinacional Dell EMC. Lo que supone un reto para la ciencia y la tecnología poder almacenar grandes cantidades de datos en pequeños aparatos electrónicos.

Lo que hicieron las genetistas Yaniv Erlich y Dina Zielinski fue recoger una versión digital del filme de 1895, junto a un virus informático, un sistema operativo completo, una tarjeta de regalo de 50 dólares para comprar en internet, un texto del matemático Claude Shannon y una placa con mensajes simbólicos por si se cruzaban con una civilización extraterrestre, que guardaron dentro de una carpeta de su ordenador, que apenas ocupaba dos megabytes.

Su método, bautizado Fuente de ADN, convierte los unos y los ceros del clásico código binario en las cuatro letras que componen el ADN: A, G, C y T. La información que habían almacenado les arrojó el código CATTGACCGA… que enviaron desde Nueva York a San Francisco, a la empresa de biología sintética Twist Bioscience, para que les convirtiera el código en moléculas de ADN. El procedimiento cuesta 7.000 dólares (cerca de 21 millones de pesos) y otros 2.000 dólares más (6 millones de pesos) para leer el ADN en una máquina de secuenciación de última generación.

Erlich se imagina “un servicio en la nube, en el que las personas suban sus datos y ni siquiera sepan que su información se almacena en ADN”, explica el genetista a Materia, haciendo referencia a que el principal problema es el precio de la técnica: “sintetizar un mega de información en ADN cuesta unos 3.000 euros, pero soy optimista frente al futuro. Hace dos décadas, secuenciar ADN era 100 millones de veces más caro que ahora. Si la síntesis sigue el mismo camino, podemos llegar al precio correcto”.

Hasta el momento se cree que el ADN es el material más duradero para dejar mensajes a futuras generaciones. Si se guarda en lugares frescos y secos, pueden durar cientos de años, como lo demostró un reciente ADN de un ancestro humano de hace 430.000 años hallado en España.

“La información podría encriptarse en el ADN de un organismo vivo y esperar que perdurara generación tras generación mientras existiera dicha especie, aunque sería interesante también calcular cuánto tiempo (y cuántas mutaciones) serían necesarias para obliterar el mensaje y que no pudiera seguir siendo descifrado”, le dice a El País, Lalueza-Fox, uno de los mayores expertos del mundo en recuperación de ADN antiguo.

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Richard Betancur

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