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Encuesta a un cuerpo humano de 85 años

Invitamos a un cuerpo sano de esa edad a que nos cuente sobre lo que puede hacer El papa Benedicto XVI sorprendió al mundo con la primera renuncia de su tipo en 600 años. Fundamentó su retiro en su "avanzada edad" y la falta de fuerzas para ejercer el ministerio petrino. Un cuerpo sano de 85 años nos contará sobre lo que puede y no puede hacer. Perdóneme la pregunta tan tonta, pero ¿a esta edad se siente viejo? El envejecimiento es un proceso normal acompañado de muchos cambios en el cuerpo y la mente. Obviamente, no soy un muchacho, pero no quiere decir que esté completamente deteriorado. Empecemos por la mente. Se cree que a esta edad todo es confusión... El confundido es usted. La mente son muchas cosas, le puedo hablar de la atención, de la función ejecutiva de la memoria o del lenguaje, ¿qué quiere? Hábleme de la atención Con la edad he perdido la habilidad para concentrarme en cosas importantes y, en ocasiones, me tengo que esforzar para atender y procesar alguna información. Me cuesta trabajo cambiar rápidamente de una tarea a otra, pero uno se va adaptando. ¿Qué es eso de función ejecutiva? Es una función muy elevada que autorregula el comportamiento y organiza toda la información que llega. Esto se puede ver un poco afectado a mi edad, sobre todo cuando tengo que enfrentarme a cosas nuevas, o cuando tengo que diferenciar entre lo importante y lo que no lo es. En otras palabras, me vuelvo concreto y poco flexible mentalmente. La gente cree que todos los viejos pierden la memoria. ¿Eso es cierto? A mi edad, la memoria es la protagonista de la mente. Se va a sorprender si le digo que con los años no deben existir grandes cambios en la memoria, aunque después de los 80 recordar cosas en el trabajo es un poco más lento y por eso a veces cometo algunos errores, sobre todo cuando me dan órdenes o cuando tengo que recordar alguna instrucción. Pero eso sí, siempre tengo la capacidad para corregir el error. Insisto, esto ocurre en cerebros normales, no en los que están enfermos por el alemán ese: Alzheimer. Dígame, ¿cómo es el lenguaje de una persona de 85 años de edad? Normalmente no tiene cambios, de pronto algunas alteraciones en los tiempos de reacción y en la velocidad. Hablamos un poco más lento. Hablemos de sus músculos y sus articulaciones. ¿Se puede mover bien? Tengo los huesos más frágiles debido a la osteoporosis y he perdido masa en los músculos, por eso me muevo lentamente y me canso rápido. Mis articulaciones son menos elásticas y menos resistentes y tienden a estar rígidas. He disminuido de estatura y a veces me dan unos calambres tenaces. ¿Y usted aguanta emociones fuertes todavía? Si se refiere a mi corazón, este se ha vuelto un poco perezoso y a veces arrítmico, y como las arterias están un poco malitas, también pierden elasticidad y las venas no me ayudan, por lo que a veces me hincho. A veces también tengo debilidad para respirar y la cantidad de oxígeno que me entra es un poco menor; eso sumado a la incapacidad de los tejidos para captarlo, aumenta mi fatiga. Bueno y ¿cómo están la próstata y los órganos aledaños? La próstata está grande y con una altísima probabilidad de estar afectada por el cáncer. Tengo tendencia a la incontinencia urinaria y soy más susceptible a las infecciones en esa región. ¿Y la salud sexual? A ver, no se sonroje con la pregunta... Pues el deseo sexual lo mantengo y claro que hay erecciones. No tengo la vitalidad de la adolescencia, pero eso se mantiene. Hágame una confesión, ¿usted cree que el Papa hubiera podido seguir con sus funciones? Si fuera yo, por supuesto. Siempre hay energía. * Asesoría de Carlos A. Cano, médico geriatra Hospital San Ignacio. U. Javeriana. Bogotá. Una edad en la que todo el cuerpo cambia Después de los 80 años se presentan otros cambios entre los que se cuentan el deterioro de la percepción visual y espacial. La vista se adapta más despacio a la oscuridad y tiene problemas para percibir ciertos colores con nitidez. El oído va reduciendo su capacidad para discriminar algunos sonidos y captar tonos altos. Se pierde un poco el olfato y, con él, el gusto; hay cambios en la voz por debilidad de los músculos de la faringe. Hay predisposición a la caries dental y la caída de los dientes. Se absorben mal algunos alimentos. La piel se hiperpigmenta, se seca y se arruga, y hay susceptibilidad a las úlceras por presión en la piel. Vale aclarar que muchos de estos cambios pueden lentificarse si se mantienen hábitos sanos desde la juventud, se previenen las enfermedades y se asiste a controles permanentemente. Carlos Francisco Fernández

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Richard Betancur

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