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Batman y Flash viven en una finca en Colombia

Son 'superhermanos' y se pusieron así por cuenta propia. La fila de aspirantes a prestar el servicio militar es larga. El turno le llega a un joven flaco, alto y con los cachetes colorados. El médico se pone un nuevo juego de guantes de latex, hace el tanteo de rutina y pregunta el nombre del paciente: -¿Nombre? El estudiante, tiritando y muerto de la pena, responde: -Batman, me llamo Batman Camargo Salcedo. El médico sonríe y el oficial a cargo lanza una sonora carcajada y le solicita al muchacho un poco de seriedad. De nuevo lo interrogan, y el joven dice lo mismo: "Me llamo Batman Camargo", esperando un regaño. Sin embargo, y para su sorpresa, el médico le dice que no se preocupe porque él se llama Michael Jackson. Así, y aunque suene a mito urbano, en Chía (Cundinamarca), a pocos kilómetros de esta Ciudad Gótica que es Bogotá, vive y trabaja el mismísimo Batman, pero no el superhéroe oscuro que estrenó hace poco película, sino un joven buena gente y dedicado a su fundación para perros desamparados. Batman vive en una casa de campo de la vereda La Fagua, a escasos cinco minutos del Centro Comercial Centro Chía. Allí, recostado sobre el marco de una puerta y vestido con un uniforme militar lo espera su hermano Pink Floyd Flash, otro miembro de la familia Camargo con nombre de grupo de rock sicodélico y de importante habitante de las páginas de DC Comics. Para acreditar su 'fantástica' identidad, ambos sacan de sus billeteras de cuero la cédula de ciudadanía. Al verlas, no queda duda de que Batman, de 21 años y Flash, de 23, son colombianos. La historia de este insólito suceso empezó cuando los muchachos eran apenas unos bebés que gateaban por los jardines de esta misma casa sabanera. "Ellos mismos escogieron sus nombres. Pink lo hizo a los 4 años y Batman, a los 8", explica Roberto Camargo, padre de los jóvenes y excéntrico pintor. "Desde la niñez se coarta la libertad. La cuna y sus barrotes, después el jardín infantil, el colegio, la universidad", agrega el artista.

Por su parte, Inés Salcedo, la mamá, asegura que además de que sus hijos se pusieran sus nombres, ninguno de los dos acudió a un centro educativo, pues prefirieron educarlos en la casa. "No se imagina lo que dijo mi mamá, que era muy católica, cuando le dijimos que no los íbamos a bautizar. Además, ella tenía un perro llamado Batman", cuenta. La 'cosa' es tan seria que en los archivos de las notarías de Cota y Chía reposan los registros civiles de estos dos superhermanos 'made in Chía'. La vida sin tocayos En una ocasión, Pink Floyd llamó a donde una amiga y el papá le dijo que ella se había ido de rumba con Led Zeppelin. Algo parecido le sucedió cuando se comunicó con un conocido canal: "Coja oficio, no nos tome del pelo", le dijeron. "Una vez llevé a mi perro al veterinario y no me creyeron que mi mascota se llamaba Jesús y yo Batman, pensaron que era al revés", cuenta Batman. Aunque no se creen superhéroes, la semana pasada rescataron a una vecina de un incendio.

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Richard Betancur

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